Varón de dolores, experimentado en quebranto,
solo dame tus migajas para esta oración subordinada.
Pon a la mesa los clamores que elevamos
por el hambre en la Tierra,
la injusticia en las naciones,
por el llanto del planeta
Sienta a los pobres, las desamparadas
Sirve al esclavo y al pueblo exiliado
Entiendo y defiendo el derecho a la silla
que tienen el hambre y la sed de justicia.
Dirán que es insulto mirarte a los ojos,
volviéndome así aún más impertinente
el murmullo que reza mis firmes palabras
de un alma invisible, a voluntad penitente:
Tú que has sabido negarte a ti mismo
en aquello evidente y lo que no dijiste
Tú que conoces la verdadera carencia,
sólo dame tus migajas para esta oración subordinada.
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