8a. Academia de Formación Espiritual
Puerto Rico, marzo 2012
No tengas miedo de la tierra removida, no temas a esta tu oscura morada; es orden natural, es ley de vida que en sus entrañas seas depositada. Apaga tus ojos, despierta tu piel: aromas de tierra húmeda inhala; encuentra alimento en la experiencia cruel, vuelve la duda un despojo y exhala. Tierna semilla, si tú conocieras quién en la tierra su mano ha mezclado y porque en nido de vida te vieras, con sumo cuidado la ha preparado. Son manos amantes de jardinero forjadas con piedra, con seda y espinas; antes que al sol, le verás a él primero y sonriente le oirás recitar bienvenidas. Yo sé que duele sentir que te partes y es muy natural que te veas llorar; duelen, amada, las luchas constantes pero a un mismo tiempo veráste vibrar. En estos días que nada puedes ver escucha, semilla, escúchame bien: no sabes de dónde te habrá de llegar en forma precisa y a su tiempo fiel, Agua, cariño, calor y alimento aunque no hayas visto la lluvia o el sol, aunque nunca veas el amor o el viento en toda su esencia, en su esplendor. Semilla sagrada, hoy estás ciega: no temas tu entorno aunque hay oscuridad. Quizá hoy no comprendas lo que te digo pero viene el día en que verás claridad. Te veo y me he visto; te hablo en amor porque aunque mi copa roza el cielo azul y hoy sea nutritiva vivienda y color, pequeña semilla yo fui como tú. Con estas largas raíces te abrazo, te abrazan las manos que te han sembrado. Contigo esta vieja estrecha su lazo; escucha a esta Ceiba: La vida ha empezado.
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