
Cómo te he necesitado
Cómo te he necesitado y tú no estas;
y no se si agradecerlo, porque estés fuera de tiempo
o lamentarme la tardanza y mala fortuna que tengo.
Cómo te he gritado en el ahogado silencio
de mi frustrada necesidad, enquistada en la conciencia
de que tienes tantos rostros sin alguna coincidencia.
Tantos rostros, tantas voces, ¡y todo distante!
te pone a las mismas puertas, y a la vez inalcanzable;
tan real e inaccesible, tan presente y tan ausente.
Rebelde, me vuelvo fuerte por fuera, a costa
de cada elemento contenido bajo la piel tan reforzada
con clamores incesantes, por estar en sí misma enclaustrada.
Cómo te he invocado, sin embargo
por la leve sospecha de que en tus brazos hay redención
de la infame soledad que de a poco se me ha vuelto una prisión
Y no es que dependa de ti, -como de nadie-
pero tengo la certeza de que el canto de mis aves
solo duerme y necesita que le toques, que le llames.
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