no después de haber luchado 
tanto para poder perderme.
Deambulas y disimulas la búsqueda. 
Me llamas rogando no hallarme.

Cierra tu boca, no la quiero escuchar; 
no me gusta ese sonido errante, 
distraído con las piedras, con el musgo, 
mientras me pronuncias sin cesar.
Te mientes, me irritas, 
profanas las voces del bosque.
No vuelvas a decir mi nombre; 
me disgusta cómo se oye en tu voz.

Quiero escucharme en los trinos, 
las cigarras, en las hiedras. 
Me gritan hoy la lluvia y el hueco 
de un roble enamorado.
No me grites tú que me sabe a duda, 
me sabe a desdicha y a tierra salada; 
a pretensión de bondades 
que preferiría desconocer.

¿Tú me piensas encontrar? 
Te desconozco y prefiero 
permanecer perdida para ti.
Vuélvete a tu "día de campo" 
que hace tiempo soy silvestre 
y aunque me encuentres 
no me reconocerás.