Gorrioncito tan cansado
de surcar el temporal;
de tu mundo y otro mundo,
de razones y labores.
Gorrioncito, en mis manos
adormilado ya estás
mientras acurruco suave
cada sueño que hay en ti.
Me conmuevo en los latidos
de tu activo corazón;
mi ternura derretida
se derrama sobre ti.
Lo que fuera necesario
por cuidarte esas alitas;
aliviarte entre mis dedos,
anidarte en mi calor.
Duerme tranquilo gorrioncito,
no me moveré de aquí.
Mi príncipe gorrión viajero
-y es que habito yo en tu voz-
Te seguiré cantando hasta que despiertes
-y es que habito yo en tu voz-
hasta que sea posible alzar vuelo
y escucharte trinar...
y me escuche, gorrioncito,
en tu voz