
Mendigo
Te vuelvo a mendigar
todo lo que un día
tuve a manos llenas
Veo caer migas, solo migas
de la ogaza de palabras
que tú me quieras lanzar,
y las como una por una
como si en efecto fuesen a llenar
este vientre de fuego,
que todo consume
que arde sin tregua
desde que le cerraste
la fuente de tu agua fresca.
Te vuelvo a mendigar
todo lo que un día
tuve a manos llenas
Como si fuesen a saciar
el hambre que llevo de ti,
o a nutrir esta ilusa
errante alma mía.
Inútil esperar
que se nutra el espíritu como ayer,
sin el fruto de tus caricias,
el zumo de tus labios
y el pan de tu presencia constante.
Mendigo la mirada,
me quedo con el suspiro.
Mendigo tu ser
en este espacio vacío
para conformarme
con memorias que al esfumarse
se burlan de mi intento
por retenerlas,
como si cayera en la broma cruel
de alimentarme voluntariamente
de aserrín y agua de mar.
Te vuelvo a mendigar,
en cuanto el hambre y la sed
se tragan el orgullo
y engullen dignidad.
Mendigo vida, mendigo el ayer
mendigo por quien un día fui
y te mendigo, en suma,
te mendigo a ti.
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