30 Insomnia

 




No ha podido dormir bien en lo que va de una semana.

La rutina no es mala -piensa-,
El problema es la monotonía que la corona.

Sus pesadillas de cada noche lo echan de cabeza
en la certeza de que su cuerpo no está bien,
y su mente es un completo desorden.

"Pon el seguro a la puerta del auto" -se dice-
"Porque en cualquier momento podrías querer abrirla
y bajarte del mundo... De tu mundo."

El sol le da en el rostro y revela el ardor en sus ojos.
No logra abrir los párpados del todo y su mirada está perdida.
Tiene un aliento caliente y apestoso.
Su traje medio puesto luce decente,
pero este no huele a jabón sino a
varios otros momentos monótonos y cansados.
Su cabello no está húmedo y fresco.

Ha perdido también todos los modales.
Le saludan, le sonríen y no tiene interés en devolver
aquella ridiculez de cortesía innecesaria.
De camino por la autopista se le muestra una bandeja
de personas con hábitos saludables.
Una persona muerde un fruta.
Otra viene corriendo a la orilla de la calle.
Una más sonríe y saluda al sol. Los mira. Los detesta.

En contraposición se acuerda del hábito de su jefe
de morderse las uñas y escupirlas. También lo detesta.

"Quizá algo de música me ayude a despertar", piensa.
Toma los audífonos para además poderse aislar
de los molestos ruidos de la mañana y de aquellos que
se han despertado en su mente.

Una canción. Paso. Otra canción. Paso. Paso... Paso.

Todas suenan melodías de optimismo barato, de desamor...
Otra canción, paso.

Y así por un par de minutos (contados) hasta que se detiene
en una que habla de cómo ausentarse de la vida
en este mundo al que le ha perdido el sentido.
La muerte no le suena del todo irracional
o improbable de acontecerle y hasta la tararea,
mascullando palabras de esa pieza
que no se sabe de memoria.

En una fracción de segundo algo hace click en su cerebro.
En una fracción de segundo algo le hace sentido
y le resulta insípido.

En una fracción de segundo rompe su ruta ordinaria
y observa la muralla frente a la cuál está por impactarse.

El tiempo se vuelve tan lento como estar sumergido en agua.
En una vida que ahoga.

Abre la boca deseando gritar, y lo único que logra emitir
es un profundo y lagrimeante bostezo.
Se estrella inevitablemente.

Entre el profundo abrazo del cinturón de seguridad
que le ha roto dos costillas y la violenta almohada
disparada desde el frente y contra su rostro,
encuentra el más ansiado y profundo sueño.


•● Citando en Mayo 2016 ●•
 
»Escribir no es
transformar el ego
en sustancia, sino
diluirlo para que
no envenene.«

-Kenneth Moreno May
Colombia.
 
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