Pasado el día del padre, un martes,
"papaíto" al parecer te sentías muy musical ese día.
Al llegar a casa escuché desde fuera notas musicales
sonando en equipo con tus manos; era el himno "Cuán grande Ser".

Más tarde te pasaste a los bongoes a golpear algún ritmo desconocido
y me parece que eso te dió valor para subir a planta alta y empezar
a golpear en la batería algún desconocido ritmo, o tal vez sería que
estabas cantando al Señor un cántico nuevo (y desconocido jaja).

Te pillé baquetas en mano y solo pusiste cara de niño travieso...

...hoy te veo recostado en cama de espaldas,
hecho bolita, y el único movimiento que te percibo
es una dificultosa respiración que marca un poco tu costado.

Por si hicieran falta más motivos para desbordar ternura,
tienes además en tu mano un algodoncito indicando la zona
en la que te administraron líquidos intravenosos y aún
un par de electrodos pegados a tu espalda, de aquella visita
al hospital después de una noche de soportar el dolor.

Te he visto fatigado, cabizbajo y adormilado, varón esforzado;
pero creo que no me acostumbro a verte padeciendo, delicado,
y tú no me lo permites, con tu sonrisa y tus jornadas donde se te requiere
y a las que respondes a pesar de lo que sientes en tu interior...

varón que vive lo que predica,
que ama, que soporta
y pone el corazón en su familia.

Ese eres también tú.
El mismo niño travieso, sonriente,
cariñoso, preocupado, discreto...
ese eres tú.

Un reflejo de papá Dios, su naturaleza respecto de nosotros
y nosotras sus criaturas, de su entrega, de su ser.
Mi primer idea de cómo es Dios viene de tí y de mami.

Tal vez necesites sentirte fuerte por causa de nosotros, pero
te lo rogamos también, considérate frágil y cuida también tú tu salud.
Mi certeza es que ustedes serán de largos días por cuanto conozco
por mis propios ojos que honran a sus padres y madres;
pero cuida tu salud, te necesitamos hoy y más cada día.

Feliz día, "papaíto".
Con amor,
yo, un pedazo de tí.