18 Houston tenemos





"Houston, tenemos un poema"
 
(20 enero 2012)

Salgo del nido
es hora de continuar
abrazo y lloro
(diciéndolo en haiku)
 

Cómo hago el equipaje de un viaje
para el que no me siento lista?
El equipaje parece interminable,
para un viaje interminable:
El viaje infinito de una vida finita

Pero si algo bueno me ha enseñado esta nómada vida, es a viajar ligero.
El equipaje es en realidad poco;
soy yo la que está insomniada por el viaje.

Pesa decir adiós y es increíble:
tan pronto salgo de casa,
se suelta el viento fresco
y circulando ese frío por mis pulmones
exhalándolo me dice "vuela, es hora"
 

Jamás terminé de desempacar completamente
cuando ya salía de vuelta de la casa mexicana.
Apenas me parece que fue ayer que mi hermano
y mi papá me recibieron en el aeropuerto de San Luis Potosí
entre música típica navideña y el ambiente seco y frío
propio de la temporada, con una pancarta de
bienvenida en varios idiomas.

Lo primero que hizo mi hermano al verme fue decir
un sonoro y sorprendido "qué te hiciste!"
...creo que regresé un poco cambiada.
Papá me abrazó por un rato eterno -que para los dos no lo fue-
y una primera lágrima de "estoy de regreso"
logró liberarse estando en sus brazos.

A la vuelta del día (bueno, en realidad diecinueve días)
ya estaba otra vez en ese sitio en espera
del vuelo programado en la madrugada.

Ya la noche anterior mi madre había servido
una última cena de esas vacaciones y propició
un cálido aroma a ponche de frutas en casa.

Por la madrugada, desperté a mis hermanos
y en su respectiva habitación me dieron su abrazo
y sus palabras. Sería fuerte y mientras ella me decía
"cuídate mucho, tú puedes" sonreí con el agua al borde.
Pero en el abrazo de mi hermano al escucharle aquel
"no permitas que nada ni nadie te lastime"
se derramó discretamente el vaso.

Mamá me despidió en la sala de la casa,
con su batita de dormir que la hacía lucir como
una muñequita adormilada. Creo que ambas hicimos
el mínimo contacto visual para mantener la calma
en esos ojos inquietos. Papá alistaba el equipaje
en el que iba el mínimo de cosas y mis reflexiones nocturnas
mientras cerraba valijas.
Me despidió en la sala del aeropuerto
hasta saber que todo iba en regla.

Al abordar el avioncito de juguete que sale de San Luis por la mañana,
nos sorprende el amanecer de mi tierra potosina.
Un hilo de oro y fuego hace delineado en las montañas
verde-azules de mi zona media y las torna color bronce,
pero el cielo está oscurecido y el piso de la pista de despegue es negro;
ese paisaje ofrecido en alta definición como escenario de despedida
me regala una última imagen mental; una postal en mi mente
para evocar cada vez que le suspiro desde lejos

Sentada junto a la ventanilla, en un rato nos amanece del todo
y observo las nubes como reptando entre las montañas.
Cambia el escenario y volamos entre borregas blancas
y me acuerdo de mi hermana, quien no ha montado un avión aún
y yo como boba, digo "mira Luciernaguita, cómo traspasamos
las entrañas de las nubes, mira cómo se iluminan con el sol,
mira cómo marcan su sombra sobre el mar..."
(este último cuando ya vamos de Houston a Puerto Rico).
 

Se libera el temporal
en el transbordo en Houston.
La tormenta centellea y yo,
sin cama donde esconderme debajo.

 
Ahora nos encontramos en el limbo de las conexiones
de un vuelo a otro, con poco tiempo entre ambas
y en migración es muy tardado comprobar que
no eres un peligro para la Nación Estadounidense

Ahora la interminable fila para llegar hasta donde
un agente aduanal haga el registro.
Allí, avanzando a paso lento, me dedico a escribir
para no enloquecer con la obsesión de ver
la hora en el reloj:
 
"Volar más alto
que las nubes apiñadas sobre mí
Con alas que hagan cercano
el cielo que contemplo desde el suelo
Alas que sepan planear con el viento
que ya tiene el rumbo trazado
y no da explicaciones.
Viento-caricia y
viento-tormenta
pero en cada humor,
un proyecto mayor."
 
 
Me preguntó la agente aduanal en turno,
entre otras cosas, si traía semillas o frutas.
Tengo el corazón hecho uva pasa -pensé- Eso cuenta?
Respondo que no.

Saliendo de allí, casi pierdo otra vez el vuelo en Houston
(experiencias pasadas, obviamente por migración),
cuando aparece un ángel uniformado en carrito y me rescata
sin que yo lo pida! Cosa rara, pues casi siempre te pasan
por un lado a su velocidad y solo te avisan que te orilles.
Pero ella se detuvo y me tomó el pasaje de la mano -literal-
y me dijo en inglés como si supiera ya que iba
justa de tiempo: "sube, yo te llevo"
 
En cuanto me monté en ese aparato maravilloso
(como carrito de golf glorificado) el viento
vivo por la velocidad me revolvía el pelo y la bufanda.
Me sentía como en el Titanic extendiendo los brazos
y gritando "soy la reina del mundo"
(claro, eso lo hice mentalmente).
 

Al cruzar el mar, en un viaje que aún me parece largo,
volamos por una ruta o a una hora en que nunca había andado.
Volamos decenas de islas que jamás había notado en el mapa.
De lejos parecen solo marcas oscuras en el agua
o delgadísimos puentes.
En el mapa (quién puede saportar semejante curiosidad?)
Vi nombres y división política! Menos mal que lo vi
estando ya en tierra o me muero del temor de la perspectiva
de aquella diminuta niña sobrevolando
el Atlántico y el mar Caribe.

 
Arthur's Town, Puerto Nelson, Long Island, Crooked Island,
Mayaguana, Pequeño San Salvador... Isla del Gato!! *w*

 
Y llegando a Puerto Rico de día, también otra experiencia.
Alcanzar a identificar edificios, estaciones del tren,
y el pequeño brócoli en el que vivo; pues el seminario
desde el cielo se ve cubierto por las copas de los árboles
más grandes ("en ese pulmoncito vivo yo" dije en voz baja).
Identifiqué desde el avión la casa en que vivo!

Y de vuelta, en tierra firme tropical, con el rostro
de cada persona que cree en mí, de aquí y de allá,
tatuada en la mente, mis temores y mis certezas
e invariablemente, Dios.
 




P.D.
No te olvidé, sabes que no.
Me acompañaste toda la ruta
Recuerdo que me decías:
"Mira el tipo que se te atravesó curiosamente
en el aeropuerto, que se te queda mirando;
no es casualidad, ese soy yo"

¿sabes qué?... Sí hubo un tipo
y no era el tipo, eras tú.
Me di cuenta hasta después.
 
Cada persona insertada
en el momento más oportuno y menos esperado
Que así sea

 

•● Citando en Mayo 2016 ●•
 
»Escribir no es
transformar el ego
en sustancia, sino
diluirlo para que
no envenene.«

-Kenneth Moreno May
Colombia.
 
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