27 octubre 14
 
Vino a casa a entregarme algunos pendientes... yo estaba encabronada.
Algo más aliviada pero encabronada. Y hablamos.

 Volver a empezar. El asunto es que todo resulta ser complicado, quizá un poco
o un mucho más que entre cualquiera de los demás.

La raíz de mi malestar no estaba en lo que que hiciera cuaquier otra persona
sino en lo que eso suscitó entre los dos. Que en lugar de venir en seguida a aclarar
y charlar conmigo, por la confianza entre ambos, creyera y se fuera.
Que eso tenía qué estar reflejando cómo estaba nuestra relación
fuera lo que fuera esa relación que no sé describir o etiquetar,
pero que me hacía feliz y en la que pensé que él también lo era.

Dijo que sí lo era. Pero que de igual modo, él sentía roto algo aun así.
Que era complejo pero que si estaba alejado, no era que desconfíe o piense mal de mi.
Los queremos a todos en nuestra vida y en paz.
El asunto es que precisamente, la relación es simple con todos al parecer excepto
entre nosotros. Un amigo, un pastor, una ex, pero nosotros...

Cuando estoy contigo, es entonces que se mueven las aguas.
¿De qué modo puedo estar contigo como antes, en paz, sin que eso signifique crisis para alguien?
No lo sé. Lo comprendo.  Es delicado. Lo que sí sé es que nosotros no metimos a nadie en sus crisis.
Cada quien decide entrar en ellas, por su forma de pensar, su amplia imaginación, ciclos inconclusos...

Por respeto y cariño se mantiene la distancia, el silencio, pero caray, que sea informado.
Algunos tendemos a cargar con la ansiedad de otros y en aras de buscar su paz,
somos capaces de anularnos a nosotros mismos y eso no debe ser así tampoco.
Se fue. No creo que vuelva... o no sé. No sé.

Estoy pues, jodida y radiante. Y viceversa.

 
 

•● Citando en Mayo 2016 ●•
 
»Escribir no es
transformar el ego
en sustancia, sino
diluirlo para que
no envenene.«

-Kenneth Moreno May
Colombia.
 
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis