11 febrero 15

Estuve otra vez, en sueños, en una casa que por fuera se ve pequeña y ordinaria. Por dentro una puerta conduce a nuevas habitaciones diversas, algunas amuebladas, otras corroídas y vacías, pero nadie en ninguna de ellas, excepto presencias inmateriales de diversos tipos, en diversa intensidad. Llevarte una puerta a la otra me hace sentir perdida y desprotegida la mayor parte del tiempo. Pero no puedo dejar de abrir una y otra en busca de no sé. Mi única certeza es que busco.

Tras unas escaleras arriba, de repente ya me encuentro en una especie de charla, estudio o terapia de grupo con tía Mimí. Me quedo un rato allí hasta que necesito ir al baño y subo otras escaleras. Encuentro uno medio lúgubre, luego uno muy pequeño, y me atrevo a descartar uno tras otro sabiendo que hay uno confortable por allí.

Después de encontrarlo me encuentro muchos pisos arriba. Ya para entonces he enfrentado varias energías en varias salas, e incluso en una de ellas hay una enorme jaula con un león dentro y hay qué pasar tan cerca de los barrotes... Pero el león parece más resignado a algo que enérgico, y se nota en su intento de intimidar.

Las luchas han sido cansadas; el camino dentro de un mismo e interminable edificio, ha sido largo, tratando por lo menos de regresar al estudio donde hay personas conocidas. Donde, al menos, hay personas. Me duele el cuerpo entero de repente. Se me agota la sensación de poder, el sentido de orientación, por muy remoto que este fuera desde el principio.

Me asomo por una ventana y veo que por fuera solo hay un patio. Jardín abierto sin puertas ni paredes. Lo único que hay qué hacer es saltar. Aunque la caída es sumamente elevada y por tanto mortal. Y sin embargo, ver la posibilidad de salir del laberinto, hace de el salto una oferta tentadora.

No escaparé. Me regreso sólo para econtrarme con otra mesa de estudio en la sala donde estaba. Gente desconocida a excepción de un tipo, conocido, vestido en traje de negro, silencioso y vigilante, confiado.

Las cosas se empiezan a complicar para entonces. Una fuerza se acerca, tan evidente que se siente como un terremoto o una ola inmensa por llegar. Como sabiendo que es una sola energía pero se siente como un ejército en camino.

Soy tomada de la mano por alguien y comenzamos a correr. No sé por dónde pero su sentido de dirección es agudo y pronto ya estamos saliendo como por un estacionamiento oscuro. Corriendo aún. Soy tan ignorante y él, debe saber bien lo que hace por cuanto estaba incluso en aquella sala de estudio, o conversación o no sé qué. Atrás de nosotros aparece una chica joven con el rostro un tanto dañado, que aparentemente antes él trató de persuadir a salir del edificio, y le dice con una voz suave "ya me convencí, ya quiero salir, necesito tu ayuda". Él afloja el paso y el " ejercito" nos pisa los talones. Algo me alerta y le digo "no, amor" (ve tú a saber por qué).
Entonces él despierta y la chica se desfigura más, y su voz se revela cada vez más espectral hasta ser arrastrada por el ejército e integrada en él como si formara parte del mismo. Como que era una trampa sabiendo por dónde él podía ser apresado.

Apretamos el paso y salimos a una luz solar a la que ya nuestros ojos estaban desacostumbrados. Todo se ve blanco, la luz nos ciega pero al volver la vista, ya nada nos persigue y de repente hay cientos de personas, chicos y chicas todos vestidos de traje oscuro. No me han soltado de la mano, y en realidad todos andan en parejas. 
Gente muy diversa y de repente por una lateral pasan caminando Berenice (la que está estudiando en estados unidos) de la mano de un tipo y me saluda sonriente mientras siguen su camino.

Me dice quien aún me toma de la mano "hay una lucha mayor por venir, un trabajo para el que nos está reclutando a todos". Entonces pienso en el edificio y me cuadra que cada sala de estudio era un espacio de resistencia dentro de la casa, para liberar. Mi sensación de estar dentro es inmediata, cada vez mi mente conoce más sobre mí misma y sobre aquella casa. Sobre las resistencias.

Entonces me miro a mí misma y estoy vestida de negro también. Lo miro asombrada. Me sonríe. La multitud va ordenándose en fila de parejas y una voz fuerte y densa parece hablarnos y darnos indicaciones. La fila parece avanzar como por una tira móvil, sin que tengamos qué caminar.

Me dice "A diferencia de los demás, a ti y a mí nos hace falta algo. No hemos hecho el amor (wtf, qué se yo, no me pregunten, eso dijo). Nos falta complementar" Fue algo que más que ser descabellado, me sonaba sumamente interesante y en mi mente todo lo que explicaba me hacía sentido.

"Sucederá ahora mismo, es necesario." me acercó a él en la fila y me preocupé obvio al ver a la multitud en filas "No te preocupes, ninguno de ellos puede vernos. 'Él' nos concede un espacio privado en medio de la multitud. Estamos completamente solos". Recuerdo ridículamente bien la conversación durante el ritual...

--Te veo a ti, desconocida y conocida de siempre, y confirmé que eras tú cuando me despertaste de aquella chica que era una trampa. Confirmé dudas desde que dijiste "no, amor". 
--No te conozco y no sé por qué lo dije, pero sí sé que debo estar aquí, contigo y en medio de todos estos reclutados.

--Aquí estás, tan escondida y estruendosa.
--Aquí estás, tan vulnerable y poderoso.
--Te reconozco ahora mismo y somos uno para completar la energía que necesitamos para el camino y este trabajo.
--...

--Queda dentro tuyo algo mío. Tu estar escondida se protege de mi estar poderoso. Queda conmigo, cubriéndome, algo de ti al regresar. Mi vulnerabilidad se protege con tu estruendo. Entiendo que no se trata de eliminar nada de mi persona. No necesito no ser vulnerable porque me proteges y que tú estés escondida está bien, porque yo te protejo.
Nos necesitamos y " Él lo sabe".

Después de recobrar conciencia y sentir que salimos del espacio privado, con el asombro de lo que ha significado el sexo y cómo estaba incluido en este reclutamiento, me animo a hablar.

--Veo que tus palabras están íntimamente ligadas con nuestro cuerpo... la anatomía. Veo que hay parejas de dos hombres y de dos mujeres... Perdona la pregunta (me apeno) siempre he tenido tantas preguntas y me siento impertinente.

--Descuida. Siempre he tenido tantas respuestas que me he sentido ególatra. He estado escondiendo eso de mí con el temor de no ser humilde. Ahora entiendo que soy así por una razón. Que mis respuestas son importantes y no las debo esconder. Así nos hizo Él y ahora tiene más sentido.

--(aliviada) Entonces puedo preguntar. Si ese ritual de estar complementados fue tan específico con sus símbolos, cómo sucede para las parejas de dos hombres o dos mujeres (curioso que no dijera gay ni nada parecido).

--No nos toca a nosotros saber sobre los demás, aquello que no experimentamos. Sólo necesitamos saber cómo nos complementamos tú y yo, y no necesitamos saber cómo su propio ritual les enseña que se protegen uno al otro. Lo único que sabemos es que efectivamente llegan a esa certeza. Como nosotros. 
Despierto.

Bien fumado y así...


•● Citando en Mayo 2016 ●•
 
»Escribir no es
transformar el ego
en sustancia, sino
diluirlo para que
no envenene.«

-Kenneth Moreno May
Colombia.
 
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis