20 octubre 14

Días de total silencio, que tomo como una injusticia
que me ha hecho sentir agredida, que lo veo perdido a él.
Lejos de mí.
 
Pero mi mente hace unas noches se concentraba
en las memorias de lo vivido antes, en un mesón colonial,
lejos de la vida que nos conoce. Me excité y comenzó a tocarme.
Completa, lentamente, con ternura me tocaba esa silenciosa chica 
que no entendía nada de lo que pasaba, y entre menos entendía,
más lo podía sentir, encarnar.
 
En medio de esa ternura la intensidad con la que continuó el placer,
anticipó el orgasmo y tensé las piernas, como suelo hacer.
Al momento de explotar, al mismo tiempo que se me nublaba la vista,
el primer gemido se acompañó de llanto.
 
Sí, estaba llorando.
Pensar en él, en lo mucho que le amaba a pesar de la agresión sentida,
en lo que vivimos juntos y en aquello que nos separó, bendecirlo en mi mente
para poder decirle adiós sin resentimiento, me hizo llorar.
Nunca antes había tenido esta sensación agridulce.
Totalmente desconocido para mí.
El dolor del llanto y el placer del orgasmo.
 
¿Quién es él? ¿Cómo ha hecho para entrar tan profundo en mí?
¿O habré sido sólo yo, dejándole las puertas totalmente abiertas
como para incluso él haber entrado sin realmente desear estar allí?
Sin embargo...
 
¿Quién, quién rayos es él?

 
 

•● Citando en Mayo 2016 ●•
 
»Escribir no es
transformar el ego
en sustancia, sino
diluirlo para que
no envenene.«

-Kenneth Moreno May
Colombia.
 
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