Hace tres años que Raúl se fue.
La charla de locura que tuve en octubre con el súper amigo de Raúl,
me ha dejado fría. Que si no estuvo en la escuela de medicina,
que si hay cosas que es mejor no saber y no perturbar los bellos
recuerdos que tengo de él... Y quizá más que la indignación
de lo que no era real, es la perturbación de que hay algo (mucho)
que no sé; y eso es muy difícil de manejar para mí.
Sin embargo me da gusto que Raúl supiera en quién confiaba.
Le gustaría saber que su amigo se mantiene discreto aún después
de su muerte (porque creeré por siempre que así es, que ya no está más).
Creo que tengo amigos así. Qué fortuna.
Verdades, mentiras, lo que sea, al final del día, la sensación es la misma.
Echo de menos a Raúl y quizá más aún, debido a lo poco que estuvimos juntos
y lo mucho que a pesar de eso, significó para mí.
"De repente me haces falta.
De repente. Después de la sensación
de que siempre hubieras estado allí.
De que ibas a estar por siempre allí.
De repente me haces falta
y todo lo que abraza mi memoria
la acaricia y la perturba.
Tendrías qué haber sostenido mi mano
para darte cuenta de el desfile de escenas
que vinieron detrás de ti.
La tarde en que nos conocimos.
La fonda en que me hablaste por vez primera,
tus ojos, tu voz y tus largos dedos.
Tus groserías y tu ternura.
Tu uniforme auténticamente falso.
Lo que fuiste y lo que aun eres.
Me faltas en los escenarios en los que apago la luz,
cuando el temor y la nostalgia me acompañan
y no tengo a quién gritar."
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