--Te vas de mi vida?
--No. Ven. Vamos
--No te lo dije por...
--No importa. De todas maneras no puedo irme
--No puedes qué?
--Irme totalmente de tu vida
--Cielos... Eso suena como a una cadena perpetua.
--mmm... No.
--Me opero las cuerdas bucales?
--No... no!
--No te vayas
--Me tengo que ir (pone su mano sobre mi rodilla)
--Anda  dame una buena excusa, porque eso va a ser.
Excusa. No razón. Convénceme. (Bromeo). Te ayudo.
Digamos que estás cansado
--Ni tanto.
--Mmm... La gasolina! El coche está encendido. Se gasta.
--No... Está bien, le acabo de poner.
--Vaya, trato de ayudarte y no cooperas jajaj...
Quizá yo tampoco cooperaba. Quizá solo estaba retrasando la partida.
Lo único que me importaba en realidad es que
puso su mano sobre mi alma y la acariciaba sutilmente.
--Ya de verdad me tengo qué ir
--De acuerdo
Se fue.
No sé nada y supongo que por ahora eso está bien.
No saber y no pensarlo demasiado... Dejarlo ser.
Dejarlo ir, además.
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