Amanece


Las 
almas salvajes 
de mi bosque 
yacen serenas. 
 
Acaban de cazar 
y comer.
 
Mis zorras, 
mis coyotes 
cierran sus ojos 
y el silencio cobija 
nuestro pequeño, 
sagrado suelo que late, 
que sangra, 
que vibra. 
 
Nadie 
caza por deporte 
en este bosque; 
nadie se ensañe, 
ni manche su aura 
con muerte 
de balde.
 
Las almas dentadas, 
bestias ancianas, 
derraman la vida 
en este mismo 
nuestro suelo. 
Y en pequeñas partes 
se muere o se nace, 
pero el bosque 
es eterno.
 
El alba descubre 
a los carroñeros 
en labores de sepultura. 
El sol nos sonríe 
intermitente 
entre el cielo de verde, 
de bronce y de llanto.
 
Bosque suave, 
bosque rudo, 
inhala, exhala.
 
Bosque eterno, 
cobíjenme tus raíces. 
Aún no me quiero 
levantar.
 
23.03.16

•● Citando en Mayo 2016 ●•
 
»Escribir no es
transformar el ego
en sustancia, sino
diluirlo para que
no envenene.«

-Kenneth Moreno May
Colombia.
 
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