La noche en el encaje de mi falda,
chispeada de estrellas puestas al azar
con tus diez dedos.
Me derramo en sonrisas
bordeadas de esperanza
y el crayón de frambuesa
que te gusta saborear.
La noche en el cuello de tu camisa,
campo abierto, fresco y verde
para tumbarme a ver
al conejo de la luna
y el riachuelo bajo tu oreja,
donde suelo ir a beber.
24.03.15
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