30 marzo
Un monstruoso “punchis-punchis-punchis” de música electrónica está
a todo lo que da desde que amaneció y ya pasa de media noche y no ha parado…
¡ya bastaaaaaa! O como dice Lucy, “ya fue mucho para una fiesta infantil” ja, ja, ja.

Por otro lado, la mayor parte del día estuvo fresco tirándole a frío, bueno,
muy frio para los de por acá, pero yo estaba feliz con la mañana nublada,
el viento frío de la tarde mezclado con el calor del sol y la noche fresca…
muchos días de éstos.

“punchis-punchis-punchis” no deja de sonar y yo necesitando estudiar.
Me voy a poner los tapones auditivos que conseguimos por allí,
bien que los necesito; en San Luis Potosí tenía de vecino un molesto perro
(de nuevo los perros!!) que ladraba toda la noche justo cuando necesitaba estudiar
o grabar algo y claro, el tren, al que nunca me acostumbré, ja ja, aunque en realidad
creo que extraño escucharlo.

Por acá lo que perturba a veces el silencio son las sirenas constantes,
recuerda que estoy cerca de los hospitales y claro, éste molesto ruidito
musical que no se calma, ah pero qué cuerda la de esos sujetos
¿a qué hora dormirán? Y yo que no encuentro los dichosos tapones…