17 abril 08


17 abril

En el correr de la vida, Dios pone en ella personas por medio
de las cuáles la vida se enriquece.
Algunas de estas personas se quedan por siempre,
otras duran años, meses, otras son fugaces…
pero son de bien, de aprendizaje, fuentes de amor y/o para disciplina.

No sé si te ha pasado que tienes problemillas con algún amigo
y a veces esos problemillas o traspiés están influenciados por
circunstancias externas, porque cada quién vive una vida diferente,
y enfrenta retos diferentes. Veo esto porque nunca había tenido
qué agregarle el ingrediente de la distancia a mis amistades.
Le decía a Raúl… “pasar contigo solo los momentos agradables,
no tiene caso. Quiero hacerte sentir que estoy aquí te salgan bien o no las cosas.”

El verdadero reto de la amistad (uno de tantos retos, en realidad)
es saber estar allí cuando el otro está de humor y cuando no.
Cuando está pasando buenos momentos y cuando todo le sale mal;
cuando las cosas son favorables y cuando parece que la mala racha
se contagia (es una expresión).

Porque sobra quién esté contigo cuando todo va bien, pero a veces
falta quién esté contigo cuando hasta tu mismo humor  ahuyenta
(porque nadie es así por gusto) y cuando tu mismo piensas que no
necesitas a nadie… es cuando más requieres apoyo. No soy la gran erudita;
habla mi experiencia personal y en cabeza ajena.

LA DISTANCIA… la distancia…

En las clase de fisioterapia, comentamos las limitaciones físicas y mentales
y cómo éstas personas llegan a ser más funcionales, más hábiles,
más fuertes, más destacadas que los que tenemos las facultades de las que ellos padecen.

Así es que como lo veo, (yo le diría a Raúl) la distancia me parece
como una discapacidad. Y si la distancia es la discapacidad de nuestra amistad,
entonces ésta amistad tiene qué buscarse otros medios para ser más fuerte.
Por eso no me puedo dar el lujo de ser otra persona que te diga
“cuando estés de mejor humor…”

Porque experimentar los buenos tiempos es agradable,
pero donde verdaderamente se aprende es en los tiempos
difíciles, de los cuáles, siempre surge algo bueno, andando
de la mano de Dios, y yo quiero estar allí para verlo…





•● Citando en Mayo 2016 ●•
 
»Escribir no es
transformar el ego
en sustancia, sino
diluirlo para que
no envenene.«

-Kenneth Moreno May
Colombia.
 
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