
Vivo en el país llamado tu piel.
Vivo en ese país tuyo hace 5 meses
ahora ya como indocumentada.
Sin haber pagado impuestos
pero sí pagados todos
los andares recorridos.
En el pecado a ti o alguien
le he saldado la penitencia.
Me alimenté sin permiso
en la ciudad de tu boca
y solía beber un poco más al sur.
Me he guarecido varias noches de lluvia
en la sima llamada tu cuello
e incluso encendí unas seis fogatas
al borde de un barranco.
No tengo ya credenciales,
documentos oficiales, un permiso siquiera.
Temo me descubras y confines a los márgenes.
Temo la mirada que en desdén
me llame extranjera, invasora, criminal.
Mientras tanto me refugio
entre tus bosques serenos,
controlo los fuegos y guardo silencio.
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