Decid a Atlas que no le es requerido
cargar con todo el mundo en sus hombros.
Con culpas ajenas, y penas o historias;
con expectativas irreales y otras clases
de violencia infringidas sobre él.
Decid a mi titán que no le es sentenciado
por alguien más fuerte que él mismo
a llevar semejante condena.
Que él tiene la decisión en sus manos,
que no hay cadenas más allá de
sus propias manos aferradas a esa carga.
Decidle que necesito en adición,
su cuello libre para reposar
mi beso profundo, que requieren
mis dedos sus hombros desnudos
para tomar hospedaje en libertad.
Decid a Atlas que suelte los mundos ajenos.
Que no cargue su espina dorsal mas que
con su propia cabeza, su propia existencia;
sus sueños, diseños, sus propios errores
y enmiendas.
Decidle al titán que es dueño de sí.
Sólo no le revelen que tan pronto decida
soltar al planeta y se vea aligerado,
sueño todavía verle venir en direccion mía
para secuestrarle un suspiro...
y regalarle otro mío.
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