En la primaria, le llegaban notas a mamá y papá. Pero en una ocasión incluso llamaron a mamá. La maestra decía que me distraía mucho y siempre estaba dibujando. Que no había problema porque sacaba buenas notas, pero el problema era que los demás a mi alrededor se distraían y no atendían la clase. Ella esperaba que me reprendieran para que eso se acabara (razón tenía, pero era injusto considerando que el sistema educativo me era súper fastidioso y no se oía para nada en ese tiempo algo sobre inteligencias múltiples y cosas así).
 

Dios bendiga a mi mamá. Ella no me reprimió, como le ha pasado a tanto niño regañado o hasta medicado. Negoció conmigo, una nena de 9 años. Me dijo "Mira, te voy a meter a clases de arte por las tardes, para que dibujes todo lo que quieras, pero con la condición de que lo hagas solo en clase de arte y no en la escuela. No queremos problemas con tu maestra."

Los reclamos cesaron. Ambas cumplimos el trato. 

De ese modo es que seguí dibujando hasta el día de hoy, y aunque no hay una técnica que haya perfeccionado, me hace feliz.

El arte (el dibujo y la escritura) me ha salvado de tal modo que cuando pasé los peores meses de mi vida en Puerto Rico, lo que me salvó de ir más allá de 6 meses medicada por un psiquiatra y que la terapia psicológica funcionara, saqué una serie de 18 lienzos con acrílico y fue mi mayor tiempo de escritos y poemarios en mi blog (todo amateur, repito).

Tuve la oportunidad de exponer esos cuadros el día de la graduación. Para mi sorpresa la mitad se vendieron. La otra mitad los regalé. Todos excepto dos, se quedaron en PR.

Además mi tesina para graduarme fue acerca de la salud integral y la llamé "¿Quien pastorea al Pastor?" e. La que pude integrar la profesión de Enfermería con la Pastoral que ahora ejerzo apenas hace un año, mi experiencia personal y bueno, pude cerrar ciclos.