
Estás
Te recuerdo tanto que te veo.
-Con tintes demenciales, ya me conoces.-
Pongo tu rostro en otros y emulo tu voz
en mi cabeza aún escombrada de recuerdos,
cosas que debí hacer y cosas que deseo
-quizá- olvidar que hice.
Pero estás tú. Aquí.
En tus palabras, en lo que podías dar
y en lo que no podías callar.
Quiero creer que cada mirada
que me diste en silencio, cada caricia
y tus ojos rasgándose mientras me decías "maldita",
fueron todos verdad. Todos para mí.
Quiero pensar que no tengo qué pensar.
Sólo recordar sin entender.
No quiero que me olvides
-le confieso a las montañas potosinas
que me rodean, las azules-
y dibujo tus pestañas con mis labios.
"No quiero que me olvides" y quizá
aquella noche que partiste sin mirar atrás,
tus ojos negros, tu lunar, tus labios mudos
y tu sonrisa de no-adiós, me cumplan este deseo.
Quizá mi demencia y tu augurio.
Mi silencio y tu guitarra.
Mi lienzo y tu memoria.
Mi maíz y tu café.
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