I
Con el tiempo
se aprende a viajar ligero.
Se aprende a saber qué
se va contigo y qué se queda.
II
Me dio una despedida con
la mejor sinceridad que tuvo,
para lo poco que había entre las dos.
Me vio atravesar el pasillo oscuro
hacia la luz de la salida,
con el caballete en un brazo
y tres lienzos en el otro.
III
Recuerdo a aquel consejero
sentado en la mesa con
mis padres y líderes:
"Ustedes ofrendan económicamente
-decía- ella se ofrenda a sí misma."
IV
Sin esperarlo,
rescaté un alma felina.
Como era de esperarse,
esa alma felina me rescató.
No pienso irme sin ella.
V
Tuve un quinto piso
con vista al cielo;
un balcón de ojos abiertos
al amanecer y la dicha
de hacer embajada mexicana.
Tuve un quinto piso para la tregua.
VI
Me abrazó como un padre ausente
al que redimes por su humanidad.
Me dijo "nunca te olvides de mí".
No sabe lo que pide.
VII
Nunca invadí tu frontera
aunque así lo hubiera deseado.
Te amo por loca y
aunque seas una testaruda.
VIII
"Ustedes piensan quizá que fui
una niña metida en cosas de adultos."
-reza mi discurso mudo-
Pero a nadie conviene que eso sea verdad.
IX
Dos cartas en la mano:
"hasta siempre" y "hasta nunca".
X
Ella me dio el último almuerzo
en mi restaurante de la nostalgia.
Ella recuerda la primera vez
que nos vimos y no quiere
recordar esta como la última.
No tuve el valor de acompañarla hasta el tren.
XI
Cada cosa que me regó con lluvia
y cada cosa que me pasó por fuego.
El detalle que acaricia
y el que escuece. Todo
lo volvería a vivir... pero qué bueno
que no tiene qué ser así.
XII
Entrega tu medio día,
tu tatuaje y un par de
ocurrentes impresiones.
Haz temblar y llover.
XIII
He estado cruzando
el océano de mi mente entre neblina.
Ella me enseñó a agudizar el olfato.
XIV
En repetidas ocasiones
he permanecido en la calle
para ver cómo sus siluetas
llegan al tamaño de un meñique,
después un suspiro
hasta desaparecer.
XV
Nos encontramos en uno
de mis rincones favoritos.
Lloramos y sonreímos
por el modo en que ambos
caminos se cruzaron.
Por siempre la recordaré
con el ylang-ylang.
XVI
Tuvimos nuestra última cena.
Si llegara a dar cuentas
de un amor en tierra boricua,
el título le pertenece
porque se mantuvo intacto...
Y porque me da la gana.
XVII
Par de cosas hay
que ya nadie me cuenta.
XVIII
Un colega para el alma.
No el que yo elegí,
sino el que necesitaba.
XIX
Empieza mi tercera vida felina.
En la primera, morí de vieja;
en la segunda morí de curiosidad.
XX
Lo primero que necesito hacer
al volver a casa es:
a) comerme una tortilla
b) abrazar a mis padres
c) dormir en mi cama y
d) darle un beso a mi novio...
No necesariamente en ese orden.
XX1
Isadora Parra,
musa pirómana
con alas de papel.
XXII
Estuve en una muy exclusiva galería
en la que no me pidió silencio:
me lo regaló a media luz.
XXIII
Tres años de su sabiduría
caminando conmigo,
ciudadana de Latinoamérica.
Mi ángel de la guarda,
mestiza como yo.
XXIV
Regazo materno a cuatro manos.
Su niña. Su cachorrita.
Hombros maternos, mirada capellana.
XXV
Estoy convenciditita
de que viniste del futuro,
en suma, porque tú me lo dijiste:
"Hola, soy tú varios años después,
y vengo a decirte que todo pasará.
Estarás mejor, llora pero no desistas."
XXVI
Redención de la Furia.
Isla, nada te debo, nada me debes.
Estamos en paz.
XXVII
Detrás de casa,
salsa, plena y billar.
Detrás de casa, detrás del día.
XXVIII
Aún podría perderme entre tanto libro.
Los secretos a voces que conversamos allí,
las paredes de la biblioteca
los saben.
XXIX
Eres la mejor amistad echada a perder
y para ese título se requiere
un resto de cualidades.
Perdóname y gracias.
Feliz vida.
XXX
Si puede sentirse aludida, aludido,
es porque cruzó la línea cuando
era necesario pero yo no quería.
Es porque ejerció una impertinencia santa,
y por eso le bendigo en esta despedida.
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