12 noviembre 2014
 
 



Querido y odiado Rómulo:
 
Me parece identificar ese olvido de el que hablas.
Lienzo ingrato pero deseable para las figuras geométricas,
para las estrellas, como la nuestra, si no te ofende
que hable en clave de "nosotros".


Y es que es como figura geométrica, imagino, porque adoro
desbaratar el evento en muchos eventos, para reafirmar su densidad.
La densidad de la intersección que son diversas intersecciones;
entrando en la casa de los libros, apagando la luz de un aula,
dejando huellas de caminante a cuatro suelas, en calles riopedrences,
imaginando el sonido de la campana universitaria, las transformaciones
de personalidad en el jardín del seminario, e incluso aquella vez
que me viste desbaratada, como trapo viejo,
entrando por una puerta de iglesia. Y tantas otras. Vaya intersección.
 
 
Y no son recuentos vanos o ganas de llenar el papel.
Son ansiedades; anisedades frecuentes, palabras con ganas de
convertirse en abrazo, en mirada-caricia palpable, en voz audible, y en suma,
en camisa de fuerza que no te suelte toda la noche hasta verte dormir.
No es exageración. Es quizá ansiedad por la ausencia pero no exageración...
ah, y un mucho de palabras que ya de antemano son tuyas.

Porque algo pasó, que leyendo en la noche recibir un abrazo
cual si estuviera ante ti, envuelta en la oscuridad, escapando del frío
de estos días lluviosos (con una gata boricua metida también debajo de las cobijas,
para que te des una idea), tan solo tuve qué cerrar los ojos para ir recordando
el sonido de la voz, y la ventana de la mirada castaña, que poco hace a veces
por ocultar todo lo que se reserva tu alma.

Me abrazaron, porque yo me dejé abrazar.
Porque la intersección es muchas intersecciones como para no sentirte
en medio del cariño y odio profesado. Me abrazaron, vi una mirada que de a poco
trató de esconderse y me despertó el espíritu guardián, el complejo de camisa de fuerza...
supongo que puedo decir que también te he abrazado.

Y que no te suelto porque primero, los días son tan sobrios y la vida tan corta
como para prescindir de ti y segundo, porque se me antoja.
La muerte nos encontrará luchando, porque no conocemos otra vida,
no al menos satisfactoria. Nos encontrará luchando porque ya decidimos ganar,
aunque haya días derrotados y si acaso nos encontrara en pausa, ojalá que sea
en el merecido espacio de recobrar fuerzas, atado a mi camisa de fuerzabrazo,
perdido en el sueño en el que no estás para nadie más que para ti.

Duerme, come, bebe y vuelve a dormir, 
que estoy velando, mi Rómulo eterno.

Con amor, Isa.
 
 

•● Citando en Mayo 2016 ●•
 
»Escribir no es
transformar el ego
en sustancia, sino
diluirlo para que
no envenene.«

-Kenneth Moreno May
Colombia.
 
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