
Celestinas, celestinos...
Me preocupa sobremanera la costumbre, casi diríamos cultura
(sobre todo de iglesia) de emparejar a todo ser vivo.
Quizá sea una especie de espíritu de arca de Noé, no sé.
Es decir, no es que no sea bueno cuando sucede, pero
igual de bueno es todo aquello que sucede de manera natural,
o más bien cuando fluye y existe de por medio -y principalmente-
la voluntad de los individuos implicados.
Hay muchos mensajes implicando esta situación.
Algunos están cortamente interpretados de la Biblia
y otros los he leído de la tradición de las comunidades de fe.
Por ejemplo el "no es bueno que el hombre esté solo"
ligado a la imagen de una pareja, cuando en realidad existe
un amplia diversidad de relaciones que median en la soledad
y que por otro lado, pudiera dar a la misma soledad una imagen
de indeseable.
El asunto de la creación la institución de la familia e indicación
de "fructificar y multiplicarse" que nos llevaría a conversaciones
de rol de género y orientación que requieren su propio espacio.
La obvia necesidad de relacionarse y experimentar el amor
nos lleva a diversos discursos de educación que han dado paso
a muchas expresiones como "el o la que Dios tiene para ti",
ese "único" amor de tu vida en el planeta, y el más reciente que leí
"las dos decisiones más importantes de tu vida son Cristo y
la persona con la que te vas a casar" que por un lado
asumen que efectivamente el fin deseado para toda persona
es el matrimonio y por otro lado, profieren un nivel de misticismo
que lleva a una espera pasiva y más búsqueda de cualidades
y señales en otra persona que el crecimiento y desarrollo de
las cualidades propias, no sólo para vivir en pareja, sino
para ser feliz por sí misma, por uno mismo
(eso también me recuerda aquello de la media naranja
o "tu otra mitad" que alude a que hasta no estar en pareja
estamos incompletas/os).
Ok ok, Supongamos que llegó la otra pieza
de fruta única en el universo que Dios hizo para ti:
Me he encontrado con actitudes sutiles que demandan perfección
de la pareja pues, porque es tu alma gemela, ¿no?
y porque si Dios la puso para ti, se supone que
encajen perfecto. Llegamos a esa experiencia de pareja
con corta idea de planificación, negociación, guerra y paz...
porque llegamos con la idea de que somos
una mitad del otro cuando la realidad es que somos
dos mundos (espero que) completos, en lo básico
al menos, pues siempre seguimos creciendo.
Las frustraciones en una ruptura no tendrían qué incluir
el estrés de pensar que el amor de la vida es confundible,
que hasta cuántas equivocaciones daremos con el amor
de la vida y la culpa del "no he orado bien" o
"no he leído bien las señales de Dios".
Hay tantas personas con las que somos capaces de compartir,
y pienso que hay varias probables con las que se puede
tener una buena y duradera relación. Principalmente
lo que está envuelto son las circunstancias que
matizan la relación o la incompatibilidad en el proceso
de crecimiento de cada cual. Es naturaleza humana.
En todo caso hay también una actitud digna de resaltar,
por cuanto es necesario regular o corregir
(quizá fulminar, decida usted).
¿Qué es esta horrenda palabra de "solterón/solterona"
y sus variados regionalismos? Incluye la selección
de cada comunidad a una edad para señalar que se le está
pasando el tren o que ya no se cuece al primer hervor.
Tenga cuidado, porque de los calificativos pintorescos
se pasa a los estigmas.
Entonces la atención de la familia y anexos, se vuelca
sobre ciertas personas. Se vuelve un reality show de
"en nuestra congregación tenemos 9 solteras
(porque el estigma viene con bono para las damas usualmente);
hace un mes casamos una, gloria a Dios, aleluya la que sigue."
La que se casó sale del concurso y ve tú a saber cómo le va.
La presión crece para la que permanece en el concurso
y pobre del que cruza los dinteles como nuevo miembro
y posible enviado del Señor... y viceversa.
Algunas personas se lo han creído y se amargan.
No porque en verdad necesitan pareja,
sino por la presión que se ejerce en chascarrillos,
miradas y el dulce "sigo orando por ti" que no fue requerido.
Hace mucho pregunté a una compañera qué diferencia había
entre el noviazgo y estar casada. Espontáneamente dijo:
"Pues que puedes tener sexo... mmm.... (largo silencio reflexivo)...".
¿Cuántas más historias así va a endosar la iglesia?
En otra ocasión otra compañera dijo "Entonces nos casamos
y pues después vinieron los hijos porque pues,
eso es lo que se espera". Oiga, si nos dejamos,
esa presión no se acaba nunca.
Primero te oran para que tengas novia.
Después para que te cases, más tarde para que seas papá
y adelante, te están buscando los nietos en las axilas.
Creo que hay más en la mente divina para la huanidad que
cumplir con el ciclo biológico de la vida -el preestablecido, claro-
Después de encarrerar a la gente para que se case,
nos preguntamos por qué no funciona.
A veces simplemente no funciona, claro, por sus propias razones,
pero vamos, que entre esas razones no sea porque
queríamos casar a nuestra jovencita antes de que
se le pasara el tren. El primer novio que se le conoció fue
bautizado, confirmado, cazado (y casado) furtivamente
por la manada que tanto la ama y les pusieron el lazo y anillos
antes de que se alcanzaran a decir "te amo" sentados bajo un árbol
y él decidiera su propio camino de fe. Y viceversa.
--Oh, porque está este otro elemento del yugo desigual,
del que uf! hay tela de dónde cortar para seguir la charla--
No estoy aquí para censurar del todo las expresiones antes expuestas,
pero quizá urge que sean moderadas, moduladas y examinadas;
además entiendo que al menos en mi posición, mis opiniones
personales deben alcanzar con un brazo más largo a la diversidad
de la iglesia a la que respondo o responderé.
A la persona que decide no tener una relación, la que cría hijos soltera,
el que se divorció, los que no pueden o no quieren procrear,
la que en adolescencia se llena de preguntas y deseos, y otros estatus.
Creer en la existencia de un mamá-papá-hijo-hija-mascota como
única imagen familiar es querer tapar el sol con mi reverendo dedo.
Quisiera poder responder a las preguntas de mi juventud
y en general de mi gente, más allá de orar por la persona que
Dios tiene para ella o él, e invitarle a sentirse completa con
su propia persona, desarrollar sus intereses, soñar, y más que
discernir si es aquella que Dios le mandó, observar y vivir, aprender
y dejar que fluya la relación sin presiones externas,
y en todo momento pedir respaldo divino para este proyecto
de vivirse en pareja. Discernir en las personalidades, etc.
Y confiar/usar más en el raciocinio, la intuición, el análisis,
la mente y otras cualidades que Dios nos otorgó y no usamos
porque estamos pidiéndole exclusivamente señales.
¡¡Por favooooor!!
Deje que se sienten bajo un árbol, tengan 20 o 50 años.
Que se tomen su tiempo para tomarse la mano y decidir
si se dicen "te amo" o se mandan cada quién
a su propio arbolito y la soltería les hace más felices.
Esto no es Disney, es naturaleza humana.
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