Señorita ya nombró Bruno a su bebé
(es varón) según ella, porque pronunciarlo sabiendo que representa fuego y simboliza el valor de la inteligencia y que sea nombre de alguien que ofrece valor y protección, le inspira a ella imaginarlo como un niño avispado, un hombre guapo y de ojos vivaces.
Esto la anima, sobre todo en días difíciles, como cuando se siente culpable de desear volver el tiempo atrás y no tener esa vida latiendo en su vientre, a pesar de que ya siente que lo ama.
El peso de la soledad en un evento en el que ella quisiera compartir la alegría y las responsabilidades, puede ser tormentoso.
Señorita se enjuga las lágrimas y sonríe
(a veces gustosa y a veces por disciplina) mientras repite "Bruno" en voz alta
y se acaricia la barriga...
"Bruno" y endulza la voz porque
él seguramente la alcanza a escuchar...
"mi Bruno"... Y siente que el crío se mueve dentro.
Ella quiere pensar que él responde:
"mi Señorita".
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