Si lo ven, díganle
que el aroma a hierbas dulces

Si le ven deambulando
descalzo por las calles,
díganle que caminar de regreso
también es llegar al destino.
Que noto su ausencia entre sábanas
porque hace tanto o más frío
en su espacio vacío
que en una nevada.

Y me he levantado
a encender el fogón
para que el aroma y la luz
le devuelvan al hogar.
Díganle que hay sitio en esta casa
para ver la lluvia desde dentro,
por la ventana;
que este frío temporal
no ha sido hecho
para que lo reciba en su piel.

Si lo ven perdido en sus pensamientos,
díganle que está en los míos,
que vaya a encontrarse allí.
Quizá notarán su mirada perdida
y aún así se asombrarán
de lo profunda que es.
Pero recuerden que esa mirada tiene nido,
no permitan que le retengan en otro sitio
y pídanle que vuelva conmigo.

No juzguen su errante camino:
Cegado en pesadillas
salió una madrugada
y entre calles de pensamientos
se perdió.
Pero si salió, si se ha perdido,
es porque en un principio tiene hogar
y aquí se le extraña tanto,
tan pronto el ambiente perciba
la ausencia de su voz,
de su aliento y su mirada.

Si lo ven volátil, díganle
que regrese a mi abrazo
para que no se pierda con el viento.
Díganle que cierre los ojos
y perciba el aroma del té,
de la miel y mis besos.
Que tiene calzado en mis pies,
abrigo en mi abrazo
y patria en este loco,
terco amor.