18 octubre 14
 

A un par de amigos que están tan lejos de mí:
 
Este miércoles muy temprano encontré en el bancomer de al lado
del museo federico silva a mi mejor amigo de la primaria...
Gerardo Agustín... Qué loco. Fui allí a cambiar el cheque de la quincena
y allí estaba, el cachetón paliducho atendiendo en la casilla 1.
Lo estuve mirando durante toda la fila que esperé, sin que me mirara
una sola vez y entonces consideré que me quedaría con el gusto de saber
que estaba vivo, cachetón y que lo volví a ver. Pero entonces justo cuando
me tocaba el turno, él salió de allí y pasó frente a mí y no lo pensé dos veces
 
--"Gerardo!?" 
--"Oye!... Guau!... Espera! Ya vuelvo!"

Me atendieron... Salí. Nos encontramos. Lo pude saludar y saber que estaba bien.
Qué loco. Siempre tuve un mejor amigo en cada escuela.
Y apareció el de la primaria.
 
El de la secundaria, Juan Manuel, primero Dios es feliz en Alemania
aunque no sé nada de él; el de la preparatoria, Marco, hace poco reapareció;
el de la Uni, Raúl, no sé... Murió, dicen, sin evidencia alguna
de que me cambió la existencia... excepto las palabras.
El de el seminario en Puerto Rico, Samuel (el que tenemos el mismo cumpleaños),
hace poco me escribió y mandó fotos de su iglesia y su novia y de vez en cuando
en alguna postal electrónica nos compartimos lo miserables que somos
y eso es un alivio... En fin... Siempre Dios se encarna en un chico...
 
Hoy es ustedes. Los quiero conmigo. Los siento entre mis dedos.
Aquí estoy. Siempre. Esperando que ustedes permanezcan,
que quieran estar también. No como un Raúl o Manuel que murió/se fue
y debí procesar para sufrirlo menos, sino como un Gerardo o Marco
que viene y dice "Hi"...

o como un Samuel con el que pueda ser miserablemente feliz mi " hoy".

 

•● Citando en Mayo 2016 ●•
 
»Escribir no es
transformar el ego
en sustancia, sino
diluirlo para que
no envenene.«

-Kenneth Moreno May
Colombia.
 
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